Por eso, para empezar, hay que decir que el Samsung Galaxy Gear no es para todo el mundo, pese a la fiebre mediática generada con la presentación de este producto electrónico a la vez en Berlín y Nueva York. Y quien espere que el artilugio le hará más inteligente que los que no lo llevan, que siga esperando.
El Gear tiene a primera vista la misma dimensión de aquellos relojes calculadora de Casio que te prohibían llevar los profesores en los exámenes de matemáticas para no jugar con ventaja. Este es el doble de grueso.